Acompáñanos mientras dedicamos tiempo en diversas formas de súplicas, oraciones, intercesiones y acción de gracias al Único que conoce y desea escuchar los anhelos más profundos de nuestros corazones y es capaz de hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos, ¡para Su gloria!

Dios nos manda a orar y se deleita en nuestras oraciones. “Nos manda que llevemos todo a Dios en oración” declara acertadamente el himno “¡Oh qué amigo nos es Cristo!” El Salmo 9:10 dice: “En Ti pondrán su confianza los que conocen Tu nombre,
porque Tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.” Jesús nos recordó que el lugar donde se reúne su pueblo debe ser conocido como una casa de oración (Mateo 21:13). Orar y buscar juntos a Dios es un privilegio santo y una de nuestras mayores alegrías. Dios nos transforma y continuamente cumple Sus propósitos en el mundo a través de nuestras oraciones (Romanos 8:25; 1 Timoteo 2:1-4; 1 Juan 5:14; Santiago 5:15-16).